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martes, 11 de junio de 2013

4 años de Gobierno-¿4 años de cambio?

Desde sus orígenes la República de El Salvador ha dinamizado su política a base de las posiciones antagónicas de sus representantes, como las luchas entre colonizadores e indígenas, las batallas entre liberales y conservadores, las disputas capitalistas-comunistas, la guerra entre guerrillas y militares, o las ideológicas de izquierdas y derechas; es decir, un país caracterizado por la confrontación de los diferentes actores políticos y donde la disensión de la marginación y la inclusión o la incompatibilidad de la acumulación y la miseria, no se aborda con la seriedad y profundidad necesaria para modificar los problemas históricos de la nación.
 Según el artículo 131 numeral 18 Cn. le corresponde a la Asamblea Legislativa recibir el informe del Presidente de la República. Acto que se realiza año tras año en forma discursiva para la exposición de logros y desafíos pendientes realizados desde el órgano ejecutivo.
Es por eso necesario hacer mención que en el caso del Presidente Mauricio Funes, no quedó claro si el discurso emitido era sobre el cuarto año de gobierno o sobre los cuatro años de este. Es una diferenciación imperiosa para la correcta comprensión y evaluación de lo expresado frente al órgano legislativo y toda la nación.

La alocución del Presidente Funes podría clasificarse en dos partes: una primera, en la que se refirió a todo lo logrado para recuperar al país de la languidez en que lo recibió, y otra en la que parecía la participación de un candidato a presidente basado esto en el actual contexto nacional.Esta primera parte, inició de manera elocuente haciendo referencia a la ampliación y profundización de la democracia, y del fortalecimiento institucional en el país; mientras que en la segunda se desdibujaba un carácter retador ante las fuerzas de la oposición, desacreditadas para ejercer la presidencia.
La forma expresiva de gran parte del discurso entre, seriedad, sarcasmos, o exabruptos no parecía ser digna de un mandatario o de un líder concertador, y alejada del precepto constitucional estipulado en el artículo 168 numeral 3 Cn. en el que se obliga al Presidente a procurar la armonía social.

Con estos temas presentes el discurso, puede analizarse de forma sencilla desde tres elementos teóricos esenciales para la consecución del objetivo, que son: Ethos, Pathos y Logos; tres palabras que representan las condiciones que, en la Retórica de Aristóteles, debe reunir un buen discurso.
El Logos es la argumentación. Hay dos formas básicas de argumentación. La primera apela a principios tales como el valor de la libertad, el respeto a la vida humana, etc. La segunda forma de argumentación se apoya en la llamada “proposiciones probables”, esto es, afirmaciones sobre relaciones causa-efecto que han sido suficientemente verificadas. Es decir cuando el Presidente Funes afirma que la entrega de los paquetes escolares a los estudiantes de instituciones públicas ayuda a las familias de estos, es una verdad tan irrefutable que nadie puede negar; este ejemplo es un Logos.
Luego el Pathos es la apelación que se hace a las emociones del público para la consecución de un fin. Siguiendo con el ejemplo anterior, cuando se dijo que los niños antes tenían que ir descalzos a sus escuelas y que el Estado jamás velaba por ellos, se hace mención al elemento Pathos, por despertar la emoción de lástima o indignación frente a este hecho inhumano.
Y por último el elemento Ethos que es la referencia del orador a la ética de este mismo. Es decir que al denunciar los actos de corrupción e incapacidad de los miembros del partido opositor en épocas anteriores, a diferencia del actual, se hace alusión a la ética del Presidente.

Con estos elementos desarrollados es importante abordar la agenda elaborada (logros – desafíos) por el ejecutivo en el discurso para el actual período presidencial versus la realidad.
A cuatro años del inicio de la gestión del Presidente Mauricio Funes está claro que se han realizado diversas acciones gubernamentales en nombre de la democracia, la justicia y la pazde El Salvador, pero que muchas veces se alejan de las necesidades primordiales de la población y de búsqueda de soluciones radicales a los problemas aquejados por estos mismos.
Los principales logros destacados por el Presidente fueron: la reducción del promedio diario de homicidios de 14 a 5, producto de una tregua entre pandillas vigente desde el 9 de marzo de 2012; expresando que el país descendió de 68 a 30 homicidios por cada 100,000 habitantes, con lo cual dejó de figurar como el segundo más violento del mundo; por medio de la promoción de un sistema “preventivo” en detrimento de uno represivo, pasando de contar con un presupuesto de 265.3 millones en 2009 a 371.8 millones en el presente; tema que se cuestiona ampliamente por los diversos sectores por la falta de transparencia e información, puesto que para las críticas se dice que no es una política de gobierno, sino iniciativa de la sociedad civil, pero para los logros se enarbolan las banderas de la pacificación con mediación gubernamental. Con esto habría que preguntar en las comunidades en riesgo de violencia si perciben una mejora en la situación actual respecto al tema.
Otro logro referido es la entrega de títulos de propiedad que fue comparada con la gestión anterior a su partido, personas hoy beneficiadas tuvieron que esperar 20 años porque no se reconocían sus derechos por ser pobres; hecho de considerable trascendencia pero que sólo es un pequeño paso por la reivindicación del campesinado abandonado y utilizado desde el principio de los tiempos, pero que no modifica la capacidad competitiva de ellos en el mercado.

Se dijo además que la Salud Pública ha pasado por una importante transformación en el que los municipios pobres tienen ahora cubierto el acceso a la salud por la eliminación de cuotas voluntarias y acercamiento del Ministerio de Salud a las comunidades; pero desde una posición crítica, el sistema de salud no ha cambiado, porque sigue sin tenerse a la persona humana como centro y fin de tal sistema, aunado al manejo irresponsable de recursos que afecta a la población. Y aunque la aprobación de la de la Ley de Medicamentos ha significado un importante paso en el acceso a la salud, siguen dejándose vacíos que permiten que quienes se lucran de ella alteren el mercado sin consecuencia alguna.
Existen sin desmerecer obras importantes como la finalización del Bulevar Monseñor Romero, mejoramiento de la red vial, etc. como parte de la política de transparencia en el uso de los recursos del Estado provenientes de la carga impositiva a la población.
Además es menester referirse a la inclusión social, en específico al tema de la igualdad de género y respeto a los derechos de la mujer, que el proyecto de Ciudad Mujer es la institución representativa de estos. Proyecto que ha sido premiado y elogiado en la comunidad internacional. Y aunque se exprese que la inclusión de la mujer ha sido un eje central del gobierno, debería cuestionarse la baja participación femenina en los ministerios del Órgano Ejecutivo.
Medidas importantes como el aumentos al salario mínimo de los trabajadores es también un logro que no se puede ignorar, pero que debería paralelamente ser incluido un salario máximo para todos los que ostentan cargos públicos, puesto que son solamente personas ordinarias con responsabilidades extraordinarias en un país pobre.

Sumado a estos temas, existe uno que se ha quedado fuera del discurso, que en un análisis no puede dejarse de lado, y es la descapitalización Estatal por la remoción de cargos de confianza, cuando se había prometido al inicio de las funciones que se respetarían las capacidades de los trabajadores y su tiempo en las instituciones.

Debemos pensar con esto, ¿porque si estas obras mencionadas por el Mandatario Salvadoreño han sido buenas y el único con la potestad para comprobarlo es el pueblo; este no acepta completamente al gobierno, ni al gobernante?
 Por esta razón se puede concluir que a pesar de la percepción sensorial de cambios en algunas políticas de gobierno, no se modifica la forma de proceder. Porque la fuerza política que dinamiza estas políticas es aún desconocida.
Y es que a cuatro años de gobierno, en el que su eslogan han sido “el cambio” se debe reflexionar con preguntas como ¿cambio para qué?, ¿cambio para quién?, o simplemente ¿cambio? Aunque es meritorio que el gobierno ha apostado más por políticas sociales, el ritmo de endeudamiento sigue siendo preocupante.
En política y sobretodo en un país con características como las nuestras es importante cuestionar si el cambio ha sido desarrollado en las estructuras institucionales, si hay cambio de poder, si se ha modificado el rumbo o si se intenta reinventar el sistema, porque los problemas siguen siendo los mismos, y porque los pobres de hoy comparados a los de hace 20 años solo han cambiado, de rostro.

Por: Ernesto José Monge
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1 comentario:

  1. Solo expresar mi opinión con un par de aclaraciones necesarias según mi punto de vista:

    1º-La "segunda parte del discurso" a la que se hace mención acá, seguramente fue propiciada gracias a los carteles, faltos de seriedad, que mostraron los diputados de la oposición... Quedará a discreción de cada persona decidir sobre las acciones de todos los ahí presentes...

    2º-La parte final del artículo, la pregunta sobre "el cambio" que creo que se debe formular es "¿cambio para quién?"... dudo mucho que las personas que tenemos la oportunidad de sentarnos acá a opinar en estos medios, hayamos percibido algún cambio... habrá que preguntarle a las personas que han recibido toda la ayuda de los programas sociales si no ha sido un cambio para ellos... sería injusto y egoísta que por el hecho de no estar incluidos dentro del beneficio de dichos programas sociales dijéramos que el cambio no existe... así como también cometeríamos un error si esperaramos que en un primer gobierno se cambiará la realidad entera del país, especialmente cuando la gran mayoría del poder económico decidió apartarse de trabajar en conjunto con este gobierno.

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