Según
el Informe de Desarrollo Humano 1996 (PNUD, 1996), el empleo es la más
fundamental de todas las oportunidades económicas.
Sin embargo, los adultos no encuentran trabajo por motivos de edad, y los jóvenes no tienen acceso a uno por falta de ella y experiencia. Mientras tanto pareciera más rentable mendigar por las calles o limpiar parabrisas en las cercanías de alguna calle transitada.
En la realidad salvadoreña, somos muchos a los que se nos ha negado el derecho al trabajo de muchas maneras, lo que puede considerarse parte de la “exclusión laboral”, "exclusión de la juventud". Asimismo, de más está relacionar que el desarrollo humano de la persona, o de un grupo de personas, depende de manera significativa de la situación laboral o de empleo en la que se encuentra. Y aún nos preguntan ¿como ven ustedes la realidad nacional? sabiendo que en una realidad social no solo a los jóvenes nos recibe llena de exclusiones y desigualdades; Cada vez más, la obtención de bienes y la satisfacción de necesidades (primarias o secundarias) están presentes a diario en la vida de los salvadoreños, con el objetivo de obtener un modo de vida cada vez más de calidad, más dignificante, y como eje de la sostenibilidad familiar. Sin embargo, como jóvenes vemos el crudo rostro de la exclusión laboral, que no solo es un reto para nosotros sino para miles de salvadoreños que la enfrentan día a día.
En la realidad salvadoreña, somos muchos a los que se nos ha negado el derecho al trabajo de muchas maneras, lo que puede considerarse parte de la “exclusión laboral”, "exclusión de la juventud". Asimismo, de más está relacionar que el desarrollo humano de la persona, o de un grupo de personas, depende de manera significativa de la situación laboral o de empleo en la que se encuentra. Y aún nos preguntan ¿como ven ustedes la realidad nacional? sabiendo que en una realidad social no solo a los jóvenes nos recibe llena de exclusiones y desigualdades; Cada vez más, la obtención de bienes y la satisfacción de necesidades (primarias o secundarias) están presentes a diario en la vida de los salvadoreños, con el objetivo de obtener un modo de vida cada vez más de calidad, más dignificante, y como eje de la sostenibilidad familiar. Sin embargo, como jóvenes vemos el crudo rostro de la exclusión laboral, que no solo es un reto para nosotros sino para miles de salvadoreños que la enfrentan día a día.
En los últimos años, según la ONU, 85 % de los
migrantes salvadoreños, huyen de la realidad laboral
desesperante del país, (especialmente hacia Estados Unidos, edades rondan entre los 18 y 35 años de edad), sacrificando así esfuerzos académicos o profesionales y en
busca de nuevas oportunidades. El hecho que muchos jóvenes en edad productiva
decidan abandonar el país constituye uno de los problemas sociales más
significativos. La migración representa el hecho que muchos jóvenes dejen de
creer en El Salvador, y viajan con la esperanza de encontrar una vida mejor
allá afuera, una vida que profesionalmente no desearon jamás.
¿Pero si toda la fuerza profesional se va del país, quienes se quedarán para sacar al país
adelante?
Muchos de los jóvenes que emigran tradicionalmente son aquellos que en su país no han
tenido acceso a una educación de calidad, a buenos tratamientos de salud, a una
buena alimentación… No obstante, la preocupación radica en que ahora "no solamente son ellos, sino varios profesionales". Esta realidad se acompaña de la inseguridad que se vive especialmente
en zonas humildes y en las urbes de todo el país. Así, la exclusión social se
hace evidente, y la sufrimos todos. Al existir sectores descuidados, nos preguntamos si ¿es un
acto de exclusión no brindarle las mismas oportunidades a todos los ciudadanos?
En cuanto a oportunidades, el salario representa una de las causas de migración
más decisivas, ya que incluso habiendo una población preparada, especializada y
tecnificada, en ocasiones se les remunera muy por debajo de un salario viable y
digno para satisfacer necesidades. El gobierno en turno tiene la visión de que
uno de los principales ejes de la pobreza es la escasez de trabajo. Según los
indicadores de pobreza, en El Salvador se mantiene un nivel inaceptable.
“Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el porcentaje de personas que viven en pobreza por carecer de ingreso necesario es del 36.8 % a escala nacional, la precaria calidad de muchos empleos existentes y el crecimiento acelerado de subempleo, según el gobierno es el problema número a resolver.”
El problema en
el que vivimos es estructural, es decir que, el tejido productivo de nuestro
país está desgastado, imposibilitado para desarrollar nuevos empleos. La
economía que en la última década pasó a ser terciaria, significa que los
servicios como bienes de consumo se han vuelto la base de la productividad.
Por
lo tanto, El Salvador debe sacarle provecho a lo que sabe hacer, tanto como a
sus recursos naturales y reparar la herida no solo tapando la cicatriz, sino
actuando desde la raíz del inconveniente. Para eso, es necesario entonces que exijamos
políticas públicas, no solo de carácter inclusivo, sino más bien dirigido
propiamente a la juventud quien tiene la preparación más grande hoy en día, y a toda la población afectada por la exclusión
laboral y social.
Todos tenemos derecho a un empleo digno. Necesitamos innovar, crear y brindar oportunidades para todas esas personas que día a día viven el reto y para aquellos que aún guardan una esperanza en su país.
Por Marta Rodríguez.
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