Desde sus orígenes la República de El Salvador ha dinamizado
su política a base de las posiciones antagónicas de sus representantes, como
las luchas entre colonizadores e indígenas, las batallas entre liberales y
conservadores, las disputas capitalistas-comunistas, la guerra entre guerrillas
y militares, o las ideológicas de izquierdas y derechas; es decir, un país
caracterizado por la confrontación de los diferentes actores políticos y donde
la disensión de la marginación y la inclusión o la incompatibilidad de la
acumulación y la miseria, no se aborda con la seriedad y profundidad necesaria
para modificar los problemas históricos de la nación.
Según el artículo 131 numeral 18 Cn. le corresponde a la Asamblea
Legislativa recibir el informe del Presidente de la República. Acto que se
realiza año tras año en forma discursiva para la exposición de logros y
desafíos pendientes realizados desde el órgano ejecutivo.
Es por eso necesario hacer mención que en el caso del
Presidente Mauricio Funes, no quedó claro si el discurso emitido era sobre el
cuarto año de gobierno o sobre los cuatro años de este. Es una diferenciación
imperiosa para la correcta comprensión y evaluación de lo expresado frente al
órgano legislativo y toda la nación.
La alocución del Presidente Funes podría clasificarse en dos
partes: una primera, en la que se refirió a todo lo logrado para recuperar al
país de la languidez en que lo recibió, y otra en la que parecía la
participación de un candidato a presidente basado esto en el actual contexto
nacional.Esta primera parte, inició de manera elocuente haciendo referencia a
la ampliación y profundización de la democracia, y del fortalecimiento
institucional en el país; mientras que en la segunda se desdibujaba un carácter
retador ante las fuerzas de la oposición, desacreditadas para ejercer la
presidencia.
La forma expresiva de gran parte del discurso entre,
seriedad, sarcasmos, o exabruptos no parecía ser digna de un mandatario o de un
líder concertador, y alejada del precepto constitucional estipulado en el
artículo 168 numeral 3 Cn. en el que se obliga al Presidente a procurar la
armonía social.
Con estos temas presentes el discurso, puede analizarse de
forma sencilla desde tres elementos teóricos esenciales para la consecución del
objetivo, que son: Ethos, Pathos y Logos; tres palabras que representan
las condiciones que, en la Retórica de Aristóteles, debe reunir un buen
discurso.
El Logos es la argumentación. Hay dos formas básicas de argumentación.
La primera apela a principios tales como el valor de la libertad, el respeto a
la vida humana, etc. La segunda forma de argumentación se apoya en la llamada
“proposiciones probables”, esto es, afirmaciones sobre relaciones causa-efecto
que han sido suficientemente verificadas. Es decir cuando el Presidente Funes
afirma que la entrega de los paquetes escolares a los estudiantes de
instituciones públicas ayuda a las familias de estos, es una verdad tan
irrefutable que nadie puede negar; este ejemplo es un Logos.
Luego el Pathos es la apelación que se hace a las
emociones del público para la consecución de un fin. Siguiendo con el ejemplo
anterior, cuando se dijo que los niños antes tenían que ir descalzos a sus
escuelas y que el Estado jamás velaba por ellos, se hace mención al elemento Pathos,
por despertar la emoción de lástima o indignación frente a este hecho inhumano.
Y por último el elemento Ethos que es la referencia
del orador a la ética de este mismo. Es decir que al denunciar los actos de corrupción
e incapacidad de los miembros del partido opositor en épocas anteriores, a
diferencia del actual, se hace alusión a la ética del Presidente.
Con estos elementos desarrollados es importante abordar la
agenda elaborada (logros – desafíos) por el ejecutivo en el discurso para el
actual período presidencial versus la realidad.
A cuatro años del inicio de la gestión del Presidente
Mauricio Funes está claro que se han realizado diversas acciones
gubernamentales en nombre de la democracia, la justicia y la pazde El Salvador,
pero que muchas veces se alejan de las necesidades primordiales de la población
y de búsqueda de soluciones radicales a los problemas aquejados por estos
mismos.
Los principales logros destacados por el Presidente fueron:
la reducción del promedio diario de homicidios de 14 a 5, producto de una
tregua entre pandillas vigente desde el 9 de marzo de 2012; expresando que el
país descendió de 68 a 30 homicidios por cada 100,000 habitantes, con lo cual
dejó de figurar como el segundo más violento del mundo; por medio de la
promoción de un sistema “preventivo” en detrimento de uno represivo, pasando de
contar con un presupuesto de 265.3 millones en 2009 a 371.8 millones en el
presente; tema que se cuestiona ampliamente por los diversos sectores por la
falta de transparencia e información, puesto que para las críticas se dice que
no es una política de gobierno, sino iniciativa de la sociedad civil, pero para
los logros se enarbolan las banderas de la pacificación con mediación
gubernamental. Con esto habría que preguntar en las comunidades en riesgo de
violencia si perciben una mejora en la situación actual respecto al tema.
Otro logro referido es la entrega de títulos de propiedad que
fue comparada con la gestión anterior a su partido, personas hoy beneficiadas
tuvieron que esperar 20 años porque no se reconocían sus derechos por ser
pobres; hecho de considerable trascendencia pero que sólo es un pequeño paso
por la reivindicación del campesinado abandonado y utilizado desde el principio
de los tiempos, pero que no modifica la capacidad competitiva de ellos en el
mercado.
Se dijo además que la Salud Pública ha pasado por una
importante transformación en el que los municipios pobres tienen ahora cubierto
el acceso a la salud por la eliminación de cuotas voluntarias y acercamiento
del Ministerio de Salud a las comunidades; pero desde una posición crítica, el
sistema de salud no ha cambiado, porque sigue sin tenerse a la persona humana
como centro y fin de tal sistema, aunado al manejo irresponsable de recursos
que afecta a la población. Y aunque la aprobación de la de la Ley de
Medicamentos ha significado un importante paso en el acceso a la salud, siguen
dejándose vacíos que permiten que quienes se lucran de ella alteren el mercado
sin consecuencia alguna.
Existen sin desmerecer obras importantes como la finalización
del Bulevar Monseñor Romero, mejoramiento de la red vial, etc. como parte de la
política de transparencia en el uso de los recursos del Estado provenientes de
la carga impositiva a la población.
Además es menester referirse a la inclusión social, en
específico al tema de la igualdad de género y respeto a los derechos de la
mujer, que el proyecto de Ciudad Mujer es la institución representativa de
estos. Proyecto que ha sido premiado y elogiado en la comunidad internacional.
Y aunque se exprese que la inclusión de la mujer ha sido un eje central del
gobierno, debería cuestionarse la baja participación femenina en los
ministerios del Órgano Ejecutivo.
Medidas importantes como el aumentos al salario mínimo de los
trabajadores es también un logro que no se puede ignorar, pero que debería
paralelamente ser incluido un salario máximo para todos los que ostentan cargos
públicos, puesto que son solamente personas ordinarias con responsabilidades extraordinarias
en un país pobre.
Sumado a estos temas, existe uno que se ha quedado fuera del
discurso, que en un análisis no puede dejarse de lado, y es la
descapitalización Estatal por la remoción de cargos de confianza, cuando se
había prometido al inicio de las funciones que se respetarían las capacidades
de los trabajadores y su tiempo en las instituciones.
Debemos pensar con esto, ¿porque si estas obras mencionadas
por el Mandatario Salvadoreño han sido buenas y el único con la potestad para
comprobarlo es el pueblo; este no acepta completamente al gobierno, ni al
gobernante?
Por esta razón se puede concluir que a pesar de la percepción
sensorial de cambios en algunas políticas de gobierno, no se modifica la forma
de proceder. Porque la fuerza política que dinamiza estas políticas es aún
desconocida.
Y es que a cuatro años de gobierno, en el que su eslogan han
sido “el cambio” se debe reflexionar con preguntas como ¿cambio para qué?,
¿cambio para quién?, o simplemente ¿cambio? Aunque es meritorio que el gobierno
ha apostado más por políticas sociales, el ritmo de endeudamiento sigue siendo
preocupante.
En política y sobretodo en un país con características como
las nuestras es importante cuestionar si el cambio ha sido desarrollado en las
estructuras institucionales, si hay cambio de poder, si se ha modificado el
rumbo o si se intenta reinventar el sistema, porque los problemas siguen siendo
los mismos, y porque los pobres de hoy comparados a los de hace 20 años solo
han cambiado, de rostro.
Por: Ernesto José Monge
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