A un día de los esperados comicios electorales la población salvadoreña muestra
una actitud de resignación pues para muchos votar no les tiene cuenta debido a
que ninguno de los candidatos llena sus expectativas, y creen que quien sea que
llegue a la silla presidencial continuará con el patrón que hemos percibido
años atrás, será uno más.
Es
de entender y respetar esta postura cuando nuestro país se enfrenta a uno de los mayores y escandalosos
casos de corrupción registrados hasta el momento cuyo protagonista es nada más
y nada menos que uno de los ex mandatarios. Frente a este escenario se contraponen quienes opinan que
la ley debe caer por su propio peso, mientras otros piden que se demuestre su inocencia; pero en realidad lo
que la mayoría de salvadoreños buscamos es que se haga justicia, sin importar
la inclinación política del imputado, su estatus socioeconómico u otro aspecto.
Exigimos a las autoridades correspondientes que tomen medidas eficaces y hagan
su trabajo correctamente.
Cansados.
El pulgarcito está cansado de oír repetidamente
promesas que muchas veces no llegan a tener vida, no pretendemos ser una burla
para los gobernantes de nuestro país, exigimos que se respeten nuestros
derechos, que el Estado trabaje en pro de todos y todas, no en beneficio
de un sector privilegiado.
En
este período electoral quedamos hartos de la propaganda electoral que en lugar
de influir positivamente en las y los electores, lo único que hizo fue
construir mentes enfermizas e intolerantes que al final de cuentas no hiso más
que darle vigor a la polarización. ¡Basta!
Déjennos cumplir nuestra labor, vamos a elegir a quien consideremos que cuenta
con las capacidades necesarias para dirigir la nación, o que por lo menos, reconozca
las necesidades de la población. No necesitamos que nadie nos diga lo que
tenemos o debemos hacer.
Soñamos
con un El Salvador que cuente con más oportunidades laborales y mejores
salarios, bajo índice delincuencial, acceso a salud de calidad, red de hospitales
con medicamentos y profesionales necesarios, educación integral, desarrollo y
estabilidad económica, promoción de la inversión nacional y extranjera, fomento
de productividad y emprendedurismo, sustentabilidad ambiental, prevención de
violencia de género, revalorización de pueblos indígenas e inclusión social.
Sí,
estamos llenos de ideales asombrosos, por lo tanto, no perdamos más el tiempo
demostrémosle al mundo y a nosotros mismos que los salvadoreños somos gente
valiente, luchadora y trabajadora.
El
desafío está en aprender a vivir como un solo pueblo, respetando los modos de
vida y de pensamiento de los otros, luchando y soltándonos de las garras del
conformismo y de la opresión, es esta nuestra oportunidad de mejorar y pelear
por lo que añoramos y deseamos, aislando cualquier color político o mentalidad
religiosa. Trabajemos por honrar a la patria, destacándonos como hombres y
mujeres en la ciencia, el arte y la cultura. Unámonos como nación.